EL RASTRO DE MADRID

El Rastro es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Se trata de un gran y populoso mercadillo, uno de los más antiguos de Europa, en el que se venden toda clase de objetos, menos, por lo general alimentos; exceptos los clásicos bocadillos y chucherías varias. Desde cerámicas hasta libros; desde ropa usada o nueva, hasta tornillos, herramientas de todo tipo, cromos, juguetes usados, nuevos, rotos…, material de escritorio, pero sobre todo libros, revistas, tebeos, antigüedades y objetos insólitos que provocaran el asombro del paseante.

El Rastro madrileño se extiende por una amplia zona del Madrid castizo, aledaño a los barrios de Lavapiés y La Latina, hasta la Plaza Mayor. Ocupa por entero el barrio de Cascorro y la Ribera de Curtidores (calle principal de este peculiar mercadillo) que ostente el monumento a Eloy Gonzalo “Cascorro”, héroe de la guerra de Cuba. Junto a los puestos callejeros de toda índole, se bren las tiendas de antigüedades, almonedad, ferreterías, almacenes de ropa, etc., y los bares, las tascas y tabernas, tan atestadas de gentes como de calles.

El nombre de este peculiar emplazamiento procede de que antaño en esta zona se encontraba un matadero de carnes, donde tras sacrificar las reses y trasladadas de un lugar a otro, estas dejaban un “rastro” de sangre. Pero uno no puede abandonar su visita a “El Rastro” sin tomarse un aperitivo a base de cerveza, vino o vermú de grifo, acompañado de los tradicionales caracoles, la paella o los calamares a la romana en las típicas tabernas que pueblan la zona.

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